A la raza humana le gusta jugar por naturaleza. Esa es una de las afirmaciones de Johan Huizinga, un antropólogo e historiador holandés del siglo XX. En uno de sus más aclamados libros, Huizinga cambia la denominación del Homo Sapiens por Homo Ludens, la cual quiere decir que el humano no se distingue por ser sabio, sino por su habilidad para jugar.
Cada juego viene de un lugar distinto y tiene su propia historia. Algunos tienen una historia milenaria, como el ajedrez y otros se crearon por la mezcla de culturas, como el póker ¡¿interesante no crees?! A continuación nos adentraremos en la historia del póker, sus orígenes y algunas de sus variantes para que te vuelvas todo un experto.
Orígenes
A pesar de lo que se pudiera creer, las raíces del póker son bastante antiguas. Su origen tiene una mezcla española, francesa e italiana. Hay evidencia de breves menciones del juego en escritos que datan del año 1526, aunque todavía no se le conocía como tal.
Más tarde, en los años 1700, aparecieron diversas variantes del juego en Inglaterra y Alemania. En este punto, ya se había aterrizado el concepto del bluff, que es uno de los pilares del póker moderno. Esto se refiere a la acción de hacerle pensar a tus oponentes que vas a hacer una jugada, cuando en realidad tienes algo distinto en mente. Es una forma de engaño y, en póker, se usa para ganar el juego a pesar de no tener las mejores cartas.
El nombre de póker aparece con los franceses, ¿pero cómo? Ellos se refieren al juego como “poque”, y lo jugaron por primera vez en Louisiana, poco antes de que el territorio fuera adquirido por Estados Unidos ese mismo año. El juego llegó para quedarse.
Rápidamente se convirtió en un elemento clave de la cultura americana, la cual apenas se encontraba en una fase primitiva. De esta manera surgió el nombre póker que es, básicamente, una transformación al inglés del término francés “poque”.
¿Cómo se juega?
En este juego de cartas pueden participar desde dos hasta catorce jugadores. Su objetivo es muy simple: ganar el pot (pozo), lo cual se refiere a la suma de fichas que apuesta cada jugador por cada mano que se juega.
El póker se juega por mano; cada mano contiene cinco cartas, las cuales son repartidas por el dealer a cada jugador. Una vez que las cartas han sido repartidas, los jugadores observan sus cartas y deciden su estrategia. De acuerdo a la variante de póker que se juegue, se designa a un jugador para que haga la apuesta inicial. Para entrar al juego, cada jugador tiene que apostar un número de fichas por arriba o equivalente a la apuesta que se hizo al inicio.
Los jugadores pueden declinar la apuesta y no entrar a esa mano; todo depende de las cartas que le hayan tocado (aquí se usa el bluff para hacer creer a los demás que se tiene una buena o mala mano). Puede ocurrir que algún jugador suba la apuesta, lo que obliga a todos los demás que quieran seguir jugando a subir su apuesta también.
Durante la ronda final para apostar, dependiendo de la variante que se juegue, cada jugador enseña sus cartas. Aquel que tenga la mano más alta, gana el pot. El valor de cada mano depende de la combinación de cartas que se tenga.
En la versión clásica del póker, la mano más alta es la “escalera real” o Royal Flush. Es sumamente difícil de obtener, ya que consiste en que las cinco cartas sean del mismo palo y vayan del 10 al As. Por ejemplo: las cinco cartas que te dan tendrían que ser el Rey, Reina, Jota, 10 y un As. Todas del mismo palo.
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